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domingo, 9 de abril de 2017

Capítulo 1



Capítulo 1
“Si quisiera empezar a matar, no quedaría ni uno solo de ustedes”
Charles Manson
¿Cómo vivir en un mundo con gente normal? La verdad, es que no tengo ni la menor idea de cómo hacer eso, pero si he notado que los humanos tienen ciertas reacciones similares entre ellos dependientes de una sociedad llena de reglas e hipocresía. Una forma más humana de decirlo sería vivir en comunidad. Pero atrás de todo eso hay un montón de mentiras o verdades ocultas. Entonces dando un pequeño giro al comienzo sería ¿cómo tolerar toda esta gente ¨normal¨  adaptándose a sus normas y que toda tu infancia dicen que es malo mentir….?  Ni idea, para ser honesta llevo 19 años en el mismo mundo con la misma gente mediocre y sigo sin comprenderlos, es difícil comprender cosas cuando son contradictorias.
Sin embargo retirándonos un poco de esta realidad lo que tiene en común esta ¨gente¨ es  su miedo a lo desconocido. Si algo no respeta las normas de su sociedad esta malo. Pero bien que dicen de la libre expresión, o que cada persona es libre e independiente.  Sinceramente esto me da risa y a la vez decepción porque con gente como esta no logaremos hacer nuevos avances. Por los prejuicios o ideologías que solo detienen nuestra mente de crear algo nuevo. Algo distinto.
Eres anti-social, malo debes relacionarte porque si no eres alguien raro no merecedor de la sociedad quizás futuro asesino. Y aunque sucediera eso creo que hay demasiada gente en el mundo como para detenernos por algunos cadáveres.
En resumen detesto los humanos, en mi parecer solo es una animal que anda suelto haciendo desastres en el mundo. Creyéndose ser superiores a los demás animales por poder razonar pero no entiendo su razonamiento tan primitivo. Mi nombre es Venus Arcaida, es todo lo que necesitan saber hasta ahora, quizás más adelante relate algunos homicidios pero nada fuera de lo común.
No sé qué les pueda interesar sin embargo no me interesa, así que relataré lo que yo quiera. A la edad de 8 años me di cuenta de que el mundo tenía unas ideologías que para mí no tenían sentido, y la verdad nunca me metía en la vida de los demás. La mente del ser humano era muy compleja en ese tiempo y consideraba que no me sería  útil hacerlo.  Pero después me di cuenta de lo fácil que es manipular la mente de las personas. Claro todo esto es para el bien común… bueno para mí. Ya a los doce aprendí a jugar con las personas para mi bienestar.
Seré totalmente sincera, hace algunos meses atrás conocí a una persona  llamada Christian. Él era atractivo, pero algo en él me parecía extraño, algo en su mirada no me convencía totalmente pero al mismo tiempo me provocaba adrenalina, de qué, no lo sabía hasta unas tres semanas después de haberlo conocido. Su corazón.
Después de pasar toda una semana observándolo detenidamente cada parte de su pecho hasta llegar a su cuello, buscando su yugular. Cada día con una sed de verlo agonizar mientras él me declaraba su amor. Cada día después de ese se volvió una tortura. Esperando tener la oportunidad de…
-tock, tock- tocaron la puerta de mi cuarto.-Venus, ya está la cena. – Rayos, mi madre tocando la puerta, detesto cuando me interrumpe cuando estoy en mi palacio mental, recordando cada día con extrema observación. Pero lo que más me frustra es… -¡Venus se enfriará la comida!-Mi madre Sarah, blanca, cabello negro y una mezcla de plateado por sus canas, ojos grandes café, de un metro sesenta-seis, y su voz clara y un poco aguda. Su voz me fastidia, pero trato de mentirme todos los días que la quiero y respeto mucho.

Uno,dos,tres,cuatro salí a correr.
Uno,dos, tres te quiero ver.
Uno, dos en tu puerta estoy.
Uno el juego se acabó.
-Hola Jennifer, disculpa por molestarte tan tarde pero necesito que me prestes tu computadora para mandar la tarea, que la mía se averió.- La observe cuidadosamente mientras ella me dejaba entra a su casa. La he estado vigilando, memorizando su rutina diaria. Esperando el momento adecuado para atacar.
-Aquí esta.- dijo mientras me la entregaba en mis manos.
-Tienes algo de comer, es que mi casa se acabó la comida y mis padres llegarán tarde a la casa.- le dije esto mientras ganaba tiempo para jugar con ella.
-Claro, creo que hay comida en la refrigeradora. Déjame buscar la.- se levantó con rumbo a la cocina. Yo la miraba de reojos esperando, solamente esperando. Eran las 7:35pm, el tiempo perfecto su madre llegaba a la casa alrededor de las 9pm dándome tiempo suficiente para hacer todo lo que había estado planeando.
Me levante con la excusa de ayudarle a servir y de lavarme las manos. Se nota que acaban de afilar los cuchillos, interesante. Pero no me interesa matarla tan rápido. Así que agarré la soga que tenía oculta en mi bolso y se la puse en su hermoso cuello blanco. No lo negaré fue divertido arrastrarla por toda su cocina para llevarla al comedor y amarrarla en la mesa. Ella intentó defenderse pero era demasiado débil, su cuerpo era muy frágil, pero eso no le impedía tratar de salvarse así que me canse de estarla arrastrando que agarré fuerza y estrelle su cabeza con el suelo frío de su comedor. Dando me tiempo suficiente de levantarla y amarrarla a la mesa. Claro que traía más sogas para amarrarla bien y que no se soltara. Porque esto apenas comenzaba.
Que hermosa diferencia entre una vena y una arteria, pero qué había hecho. Pequeña sombra de conciencia que rondaba por la casa pero suave al gritar.
¨Pinta niña, que el arte libera tus sentimientos, déjalos libres como el viento y aprende a soñar, que poco a poco aprenderás a volar…¨ repetí estas palabras hasta el final de mi obra.
Tin, tin, tin, la alarma sonó, las 6am. Otro día aburrido. Hora de tener una vida normal como todos, un intento de sociabilizar (ganar la confianza de potenciales víctimas).
-Hola madre, ¡que hermoso día es hoy!- le dije mientras me sentaba en la mesa para desayunar, cuando noté algo en su mirada, como tristeza.
-Venus, tu amiga Jennifer. – bajó su mirada ocultando sus lágrimas, mientras yo esperaba la gran noticia.- Jennifer fue asesinada, lo lamento se lo mucho que te agradaba.- se me dificultaba fingir la tristeza pero debía hacerlo, aunque por dentro estuviera llena de alegría que podría decir que mi corazón iba a explotar de emoción.
-¡Oh! Vaya no entiendo…- mi madre se acercó y me empezó abrazar. Creo que le llaman consuelo, mientras yo cubría mi boca con mis manos pretendiendo estar confundida y sorprendida a la vez.

 

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